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lunes, 19 de febrero de 2018

Cine de verano en la Quinta Jovita:



Tres películas veraniegas de Eric Rohmer El Museo y Archivo Histórico Municipal Quinta Jovita y la Asociación Amigos del Museo presentan el ciclo de cine Tres películas veraniegas de Eric Rohmer. Una muestra interesante de los filmes del director francés fallecido en 2010, uno de los protagonistas de la Nouvelle Vague junto a Godard, Chabrol y Rivette, entre otros, quienes desde fines de los años 50 cambiaron la manera de concebir el cine en el siglo XX.


 El programa es el siguiente: Sábado 24 de febrero: La rodilla de Clara ( 1970) Sábado 3 de marzo: Cuento de verano ( 1996 ) Sábado 10 de marzo: El rayo verde ( 1986 ) Las proyecciones se realizarán en el patio de las glicinas del Museo Quinta Jovita, Ituzaingó 278. La selección, presentación y coordinación del debate posterior estará a cargo de Armando Borgeaud. La entrada será libre y gratuita. Horario de comienzo 20:30 horas ¿A la sombra de las muchachas en flor ? Verano en el recoleto patio de las glicinas de la Quinta Jovita. Y en esa paz tres películas pastel de Eric Rohmer con la austeridad silenciosa de los que tienen algo que decir y han entendido, como decía Atahualpa Yupanky, que resulta patético hablar de amor a los gritos.


 En ese universo donde la luz blanca y ardiente se deshace en atardeceres tornasolados y la juventud, siempre bella, siempre cruel, juega a enamorarse igual que un chico se divierte con una víbora venenosa, hipnotizado por la hermosura de su piel. Un dudoso paraíso donde las conversaciones fluyen descalzas junto al rumor del mar, en la sencillez de un río, al borde de una bucólica piscina o en el rumor acechante de una playa multicolor. Lentamente, al calor envolvente de su ensueño, aparecen, como en el revelado húmedo de una fotografía, el cine al fin y al cabo viene de allí, la manipulación perfumada de seducción, la dulce sensualidad de las verdades del corazón, como dice el genial Woody Allen actualmente aniquilado también como artista, instintivas verdades siempre en lucha con el sentimiento de culpa, lo que esperamos de los otros, el respeto a la sagrada familia que se viene desmoronando hace cuarenta años sin que le importe mucho a nadie, el temor al rechazo, al fracaso, a la soledad.


Todo hablado por demás, discutido hasta el absurdo por rostros y miradas que se encuentran y desencuentran mientras los cuerpos se mueven en el pudor del deseo. Deseo. Ese grito que viene más allá de la cultura tan occidental, tan francesa y que, al fin y al cabo, es el único lenguaje que los seres humanos, jóvenes o viejos, estamos dispuestos a desentrañar al precio que sea. Todo con buen gusto, eso sí, ese que los franceses nos enseñaron a disfrutar. Y además mucha poesía prometen los tres films del gran Eric Rohmer que se proyectarán en la Quinta Jovita los sábados 24 de febrero, 3 y 7 de marzo. Historias de antiguos veranos en pleno verano. Una ventana indiscreta para espiar el amor, no únicamente desde el corazón. A la sombra de las muchachas en flor. A.B. Un poético cine en prosa El cine de Eric Rohmer se caracteriza por su sencillez y por su agudeza intelectual. Hay un clima de profunda sintonía con los ambientes en los cuales se desarrolla la acción, y con aquellos personajes que definen el sentido moral de cada una de sus historias, muchas de ellas constituidas sobre relaciones triangulares.


Los diálogos intensos y continuos, la alambicada expresión de los sentimientos definen su denominado "cine de prosa". Probablemente, la separación de su carrera en tres grandes etapas aporte claridad, desde los temas y títulos de sus filmes, a aquellos que no hayan visto su cine. En la década de 1960 comenzó su famosa serie de filmes Seis cuentos morales, en los que aborda una temática que atraviesa toda su carrera: el rescate de la banalidad de la vida desde las palabras más habituales en apariencia, las acciones que llevan a cabo los individuos por canales que desafían a su propia identidad y voluntad. Esta etapa está caracterizada por sus filmes depurados de amores y desamores, y por el énfasis en la palabra puesta en boca de sus personajes, no para aportar información, sino para definir sus personalidades mediante la charla cotidiana, siempre sin música de fondo (que evitará). Los Seis cuentos morales fueron concebidos originalmente como una novela; sin embargo, Rohmer desistió de seguir escribiendo cuando descubrió que algunas situaciones podían definirse por medio de imágenes y no de palabras. En referencia a estas ideas, Rohmer declaró: "Yo no digo cosas en mis películas, muestro gente que habla y se mueve como los paisajes, las caras, los gestos y sus comportamientos".


 El primer reconocimiento a su trabajo en un festival de cine fue en 1967, cuando su película La coleccionista, integró la nómina de filmes en la competencia oficial del Festival Internacional de Cine de Berlín y obtuvo dos distinciones, una a la Mejor película para público joven, y el Premio especial del jurado. Tres años más tarde, en 1970, fue nominado al Óscar en el rubro Mejor film hablado en idioma no inglés, por Mi noche con Maud; al año siguiente, ese largometraje fue candidato al Mejor guion original. Ambas son de esa primera serie. Entre 1981 y 1987 —y tras su éxito con adaptaciones de época La Marquesa de O, basada en Kleist (1976), y de Perceval le Gallois (1978)—, rodó otra saga actual y variada, Comedias y Proverbios, que cuenta con siete producciones, entre las que se cuenta una irónica La Femme de l'aviateur (1980), y la rica en matices amorosos de jóvenes y menos jóvenes, Pauline en la playa, aunque destaque un film más personal y con mayor éxito tanto a nivel comercial como artístico, El rayo verde (1986). Esta etapa está marcada por una posición más optimista, con sabores que remiten a un cine post nouvelle vague, con una amargura constante que finaliza en filmes esperanzadores, en donde los personajes buscan llegar a un objetivo y esa misma búsqueda resulta ser el punto central de la mirada de Rohmer.


Con muchos puntos en común con las precedentes Comedias y proverbios (CP), en 1990 comenzó su última saga, llamada Cuentos de las cuatro estaciones (CCE), en donde se interna en historias de relaciones humanas, de las que el amor es, una vez más, el principal protagonista, y también pues el engaño, presente de manera notable en sus Seis cuentos morales (CM), le deja su lugar a una sensación ambigua de inseguridad y deseo contenido, ausente en los primeros años de la década de 1980. Las últimas películas —L'Anglaise et le duc (2000), Triple Agent (2004) y Les Amours d'Astrée et Céladon (2007)— fueron muy dispares, pero retomaron aspectos particulares de su cine.

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