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jueves, 11 de mayo de 2017

La escandalosa y promiscua vida de Julia la Mayor, hija del primer emperador romano Alfred LópezYahoo Noticias


Conocido es el hecho de que Octavio fue el primer emperador del próspero Imperio Romano, entre los años 27 a.C. y 14 d.C., pasando a ser llamado desde el momento en el que tomó posesión del cargo como ‘Augusto’ (sobrenombre que el senado decidió otorgar a quien ostentaba tal magno cargo).

Muchos fueron los problemas con los que se enfrentó en las cuatro décadas en las que permaneció al frente del imperio (fue el emperador que más tiempo lo estuvo) y múltiples los quebraderos de cabeza por razones de Estado, pero entre toda esa amalgama de contrariedades hubo una persona que logró quitarle el sueño en más de una ocasión y a la quien, sintiéndolo en el  alma, tuvo que ordenar desterrar a Pandataria -una minúscula y abandonada isla mediterránea con una extensión aproximada de un kilómetro y medio-, a su propia y única hija natural Julia (conocida a través de los libros y crónicas como Julia la Mayor para ser diferenciada posteriormente de su hija, personaje también relevante en la Historia de Roma).

El motivo por el que Augusto tuvo que tomar tan drástica decisión fue el enterarse de la escandalosa y promiscua vida que llevaba su hija, justo en el momento en el que él mismo había dictado una serie de leyes que castigaban el adulterio y los excesos sexuales en todo el imperio.

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Julia la Mayor nació el año 39 a.C. y ese mismo día su padre decidía abandonar a su esposa Escribonia (con la que había estado casado poco más de un año) y llevarse a su hija a vivir con él y con su nueva esposa Livia Drusila.

Fue educada por su madrastra de un modo estricto, con el objetivo de hacer de ella una buena y servicial esposa, en una época en la que la mayoría de matrimonios eran en realidad acuerdos políticos y comerciales.

A los 14 años la obligaron a contraer matrimonio con su primo hermano Marco Claudio Marcelo. Un matrimonio que tan solo duró dos años al fallecer éste inesperadamente tras sufrir una misteriosa intoxicación (todo apunta a que fue envenenado por la pérfida y ambiciosa Livia Drusila).

Tras enviudar y a la espera de ser emparejada con nuevo marido, a Julia se le comenzó a despertar la curiosidad de tener esporádicamente alguna relación sexual secreta; algo que satisfizo y que en el futuro llevó a la práctica en múltiples ocasiones.

El año 21 a.C. (cuando Julia contaba 18 años de edad) se le concertó un nuevo matrimonio. Esta vez con Marco Vipsanio Agripa, 24 años mayor que ella y uno de los más firmes e íntimos amigos de Augusto (cuando éste ya era emperador) con el que vio la conveniencia de emparejarlo con su hija, con el propósito de afianzar los lazos entre ambos amigos y viendo en él al padre de un posible sucesor (aunque Livia Drusila tenía planeado que quien lo sucediera fuera el hijo de ésta, Tiberio Claudio Nerón).

A lo largo de los nueve años que duró este nuevo matrimonio, Vipsanio tuvo que ausentarse de Roma en múltiples ocasiones para atender todo tipo de asuntos imperiales que le mandaba Augusto, ausencias que aprovechó Julia para reunirse con nuevas amistades, de las que surgieron un buen número de amantes.

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Del matrimonio, a pesar de la diferencia de edad y no existir un ápice de amor entre Julia y Vipsanio nacieron cinco hijos (tres varones y dos hembras, una de ellas la mencionada Julia unos párrafos más arriba). Una unión que tan solo duró nueve años, cuando Julia estaba embarazada de su quinto hijo, debido a que él falleció a los 51 años de edad.

Nuevamente Julia la Mayor se quedaba viuda y tras dar a luz empezó a tener relaciones sexuales con amantes esporádicos. Algunas crónicas apuntan que el furor uterino (tal y como lo describen) de la joven Julia -tenía 27 años- era a causa de un potente afrodisiaco que le había administrado su madrastra Livia Drusila con el fin de que se enamorada y casara con el hijo de ésta (fruto de su primer matrimonio) Tiberio Claudio Nerón, al que su madre convenció para que se divorciara de su primera esposa y contrajera matrimonio con la hija de Augusto.

Tiberio tan solo tenía tres años más que Julia y aunque todo apuntaba a que podía ser un matrimonio feliz y duradero (sobre todo porque ambos eran hermanastros y él estaba destinado a suceder a Augusto) no lo fue realmente.

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