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sábado, 1 de febrero de 2014

Adolfo Beron un sr del Tango


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MUSEO DE ZÁRATE
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MIRADAS HACIA EL PASADO ZARATEÑO


Finalizando nuestra Mirada sobre los hermanos Berón esta nota está dedicada a Adolfo, el mayor de ellos, quien se hizo popular y alcanzó fama por “cantar” con la guitarra las letras del tango, profundizando en las melodías y dotándolas de emotividad. Su estilo de tocar sin falsos rebusques ni pretendidas resonancias fue siempre dulce y apacible a los oídos del gran público, llegó al alma del pueblo y no ha perdido vigencia.
“Adolfo, continúe siempre con su personal estilo, aguante y no lo abandone porque posee el sentimiento de lo popular y auténtico”
Osvaldo Pugliese
ADOLFO BERÓN. LA GUITARRA DEL TANGO





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      • ZÁRATE, patrimonio de todos

        MIRADAS HACIA EL PASADO ZARATEÑO

        Finalizando nuestra Mirada sobre los hermanos Berón esta nota está dedicada a Adolfo, el mayor de ellos, quien se hizo popular y alcanzó fama por “cantar” con la guitarra las letras del tango, profundizando en las melodías y dotándolas de emotividad. Su estilo de tocar sin falsos rebusques ni pretendidas resonancias fue siempre dulce y apacible a los oídos del gran público, llegó al alma del pueblo y no ha perdido vigencia.


        “Adolfo, continúe siempre con su personal estilo, aguante y no lo abandone porque posee el sentimiento de lo popular y auténtico”
        Osvaldo Pugliese

        ADOLFO BERÓN. LA GUITARRA DEL TANGO

        El mayor de los hermanos Berón nació en Zárate el 21 de diciembre de 1915. Su madre, Antonia Iglesias, lo llamó Adolfo Manuel invirtiendo los nombres de su esposo. Pasó su niñez y adolescencia en la casa paterna de la calle Quirno al 1100 (Villa Massoni) con frecuentes escapadas a la quinta de sus abuelos maternos ubicada en Copiapó, donde compartía juegos y aventuras con sus hermanos, sus primos y sus amigos de la época.

        Fue su padre quien lo inició en la música, el canto y los bailes nativos, así pudo presentarse en público desde pequeño junto a sus hermanos menores, animando fiestas y bailes populares.

        Los comienzos artísticos

        Cuando la familia se mudó a Buenos Aires Adolfo, José y Raúl Berón integraban un equipo dirigido por su padre y comenzaron a presentarse en las radios y teatros porteños interpretando un repertorio de temas predominantemente folklóricos que alternaban con algunos tangos de moda.

        El servicio militar interrumpió de forma transitoria la trayectoria artística de Adolfo a quien la guitarra le apasionaba mucho más que el canto; no obstante, cuando Raúl comenzó su carrera como cantante en orquestas tangueras, al finalizar la década de 1930, José y Adolfo integraron un dúo que actuó no solo en nuestro país sino también en varias capitales latinoamericanas.

        Al iniciarse la década de 1940, José Berón se decidió a incursionar como cantante de tangos, entonces Adolfo conformó un nuevo dúo uniéndose al cantor Oscar Ferrari y, posteriormente, constituyó el conjunto folklórico “Los Troperos”.  También se desempeñó como guitarrista de famosas cantantes tales como Nelly Omar, Chola Luna, Juanita Larrauri y Adelma Falcón (hermana de la célebre Ada) con quien mantuvo un prolongado romance.

        En los albores de la década de 1950, Adolfo contrajo matrimonio con Amalia Salminci, de esta unión nacieron sus tres hijos: Adolfo, Amalia y Fernando. Su esposa integraba el grupo fuerte de mujeres que acompañó a Eva perón desde 1946 en sus acciones socio – comunitarias y que, cuando se creó la fundación que llevó su nombre, pasó a desempeñarse como jefa de la sección automotores y como coordinadora de la Escuela de Enfermería de dicha institución.

        La Guitarra del Tango

        A mediados de la década de 1950 Adolfo creó un conjunto de guitarras y contrabajo con el que alcanzó gran popularidad adoptando un repertorio vinculado principalmente al tango, sin descuidar la interpretación de piezas del folklore argentino y latinoamericano, canciones populares de países de habla hispana y temas internacionales especialmente adaptados por él para su interpretación en guitarra.

        En esta última faceta se destacan sus arreglos de “Candilejas” del genial Charles Chaplin, “Vienni sul mar” del maestro Califano, “Ansiedad” de José Saravia, “Un viejo amor” de la dupla Oteo - Bustamante y de “El poeta lloró” de Dino Ramos y Darío Casto, trabajo cuya grabación le valió la obtención de su segundo Disco de Oro en 1965.

        La actividad discográfica

        En el plano de las producciones discográficas Adolfo Berón fue el guitarrista del tango que realizó la mayor cantidad de grabaciones para los distintos sellos que lo contrataron, con un total de veinte discos de larga duración a más de ocho cassettes y seis compact – disc, cifra que solo alcanzaron otras grandes figuras del tango como Juan D’Arienzo, Aníbal Troilo y Osvaldo Pugliese. Por su grabación del tango “El Abrojito” Adolfo recibió su primer Disco de Oro, en 196…, por las elevadas ventas logradas.




        La Marcha Peronista

        Adolfo realizó, además, la primera grabación en guitarra de “La Marcha Peronista” por el año 1972, la que le fuera obsequiada a Juan Domingo Perón con motivo de su regreso a nuestro país y que motivó una serenata dedicada al líder en la residencia de la calle Gaspar Campos. En la oportunidad la célebre marcha fue cantada por Carlos Acuña con el acompañamiento del conjunto de cuerdas de Adolfo, sumándose las voces de Lorenzo Miguel y José Rucci. Berón era amigo personal de ambos dirigentes gremiales al punto que, tras el asesinato de Rucci, Adolfo fue uno de los primeros en acudir a la escena del crimen y en acompañar sus restos mortales a su última morada.



        Su actividad como compositor

        En su labor como compositor Adolfo Berón se inició desde su juventud, siendo coautor de piezas con Mario Canaro, Vicente Demarco, Juan Tiggi, Moreira, Riveiro y Nicolás Gerardi. Sus temas abarcaron el tango y el folklore, destacándose las milongas “A Don Manuel” (dedicada a la memoria de su padre), “Paso a paso”, “Que me venís con milonga”, “Paciencia será otra vez”, “A punta y hacha” y “Barullo”; las zambas: “La canción del labriego” y “Mi lazo”; los valses “Bendito amor”, “Estrellita feliz” y “Únicamente a ti”, los tangos “Plegaria de un querer”, “Color de gris”, “Cuatro notas a Gardel”, “Soldadito de plomo”, “El tango es azul”, “Corazón de pierrot”, “Un tango para mi pueblo” (dedicado a Zárate), “Mensaje de esquina” y “Siempre amor y tango” (compuesto para su familia).
        Asimismo fue autor de la letra y música de la rumba “Soy como soy” que llevara al disco Juan Arvizu. Sus obras fueron cantadas y grabadas por sus hermanas Rosa y Elba, por su hermano José Berón, por Adelma Falcón, por Hugo del Carril y por Jorge Vidal, entre otros notables intérpretes populares.

        El café “La Humedad” y el club “El Tábano”

        Como vecino tradicional del porteño barrio de Flores, donde residió por décadas desde su matrimonio hasta su muerte, tanto Adolfo Berón como luego sus hijos varones eran habitués de dos clásicos establecimientos de la mencionada barriada: el café “La Humedad” y el club “El Tábano”. En el primero Adolfo solía compartir largas tenidas de truco y billar con quien haría célebre el lugar a través de la canción que le compusiera y lo hiciera famoso: Cacho Castaña.

        En el club “El Tábano”, otro de los concurrentes que, a su vez había cumplido funciones policiales en Flores, trascendería a la historia de la política argentina, se trataba de José López Rega.

        El precursor del tango junto al mar

        Así titulaba su nota del 11 de mayo de 1971, dedicada a Adolfo Berón, el desaparecido vespertino “La Razón”, aludiendo a que el guitarrista junto a su esposa Amalia habían inaugurado - cuatro años atrás -  el primer reducto dedicado al tango de la ciudad de Mar del Plata. Fue precisamente el día 19 de noviembre de 1967 cuando, jugándose por nuestra música popular en un momento muy difícil para la misma, el matrimonio abrió su propio local ubicado en la calle Entre Ríos entre San Martín y Luro, pleno centro de “La Feliz”.

        Denominaron al local tanguero: “La Tuerca”, aludiendo a una de las tres grandes pasiones de Adolfo, el automovilismo deportivo, a las que se sumaban las carreras hípicas y, por supuesto, el tango. Por “La Tuerca” desfilaron importantes estrellas como Jorge Vidal, Amadeo Mandarino, Raúl Berón, Paula Gales, Ruth Durante, Roberto Goyeneche y Héctor Mauré, entre otros.

        El emprendimiento artístico fue declarado de interés cultural por la Municipalidad de Mar del Plata en 1970 y recibió el premio a la mejor puesta de la música del tango en la temporada veraniega de 1971. Allí realizó su debut marplatense quien se convertiría en uno de los más consagrados artistas del canto argentino: Víctor Heredia.

        El gran truco del Boulevard Marítimo

        Tras establecerse en Mar del Plata por largas temporadas, Adolfo adquirió un departamento frente al mar en el Boulevard Marítimo Peralta Ramos entre la Avenida Luro y la peatonal San Martín. Otro gran intérprete del tango residía en el mismo edificio durante los veranos, alternando vacaciones con sus actuaciones al frente de su orquesta en los escenarios de la costa atlántica, era el maestro Osvaldo Pugliese.

        Berón y Pugliese tenían particular afinidad por dicho juego de naipes por lo cual durante los años setenta todos los veranos organizaban extensos campeonatos de truco en el famoso bar “La Pepita” del citado Boulevard, entre las dieciocho y las veintiuna horas, cita a la que se sumaban conocidos músicos y cantantes de nuestra música como Edmundo Rivero, José Basso, Amadeo Mandarino, Floreal Ruiz, Héctor Mauré, Jorge Vidal y el mismísimo Aníbal Troilo acompañado por su esposa Zita. Los dueños del local aportaban los premios y se ufanaban de la presencia de tan famosos artistas en su bar, lo que aumentaba la concurrencia de público al mismo.

        Su trayectoria artística

        Al frente de su conjunto de cuerdas, desde mediados de la década de 1950, Adolfo se presentó en la mayoría de las provincias argentinas y en escenarios de Uruguay, Paraguay, Chile, Perú, Ecuador y Colombia, descollando en Medellín, en 1968, con la interpretación de un repertorio compuesto por los temas más conocidos de Carlos Gardel, siendo el tango “Sus ojos se cerraron” y el fox-trot “Rubias de New York” los que alcanzaron mayor repercusión, permitiéndole grabar allí un disco de larga duración con dichos contenidos que fue difundido con gran éxito en los países caribeños.

        En Buenos Aires integró los elencos de: “El Rincón de los Artistas”, “La casa de Carlos Gardel” y “La casa de las Hermanas Berón, allá por la década de 1970. En la continuidad de su carrera alternó actuaciones en radioemisoras porteñas y del interior del país y participó de los programas televisivos: “Sábados Circulares” (de Nicolás “Pipo” mancera), “Grandes valores del Tango”, “Domingos de mi ciudad” y “El tango del millón” conducido por Juan Carlos Mareco “Pinocho”. En 1974 Adolfo tuvo su propio show de tango en LR1 Radio El Mundo, programa que se transmitía en vivo desde el estudio mayor de la emisora con la presencia de numeroso público.

        El 25 de mayo de 1973, para celebrar el advenimiento de la democracia y el comienzo del gobierno de Dr. Héctor Cámpora, Adolfo Berón junto a Nelly Omar, Virginia Luque y Hugo Marcel – por los artistas del tango – formaron parte de un gran espectáculo de música nacional que se realizó desde un escenario levantado junto al Obelisco de Buenos Aires.

        En enero de 1975 al frente de su conjunto de cuerdas Adolfo actuó en el Festival Nacional de Cosquín, compartiendo escenario con las principales figuras del folklore argentino como artista del tango especialmente invitado.

        En 1982 Adolfo Berón realizó su última producción discográfica para el sello EMI – Odeón, grabando catorce temas en tiempo de vals, entre ellos: “La flor de la canela”, Amémonos”, La pulpera de Santa Lucía” y “Ansiedad”. Este trabajo póstumo fue reeditado por la grabadora en tres ocasiones en compact-disc para su distribución en Latinoamérica y Japón.

        Sus visitas a Zárate

        De los hermanos Berón, Adolfo fue el que más frecuentemente visitaba nuestra ciudad para reunirse con familiares y amigos. Gustaba de recorrer sus calles y de detenerse en los bares céntricos para dialogar y comentar experiencias comunes.

        Como aficionado a la pesca solía pasar tardes enteras con sus hijos varones a orillas del río Paraná de las Palmas, actividad que repetía durante sus estadías en Mar del Plata donde pescaba por las madrugadas tras terminar sus actuaciones.

        Otro de sus pasatiempos pueblerinos predilectos eran las partidas de truco y de póker en clubes sociales locales. Acostumbraba manifestar que cuando se decidiera a terminar su vida artística seguramente volvería a residir en Zárate hasta que Dios lo llamase a tocar la guitarra en el mundo celestial.

        El estilo de Adolfo Berón

        Siempre se dijo que Adolfo Berón hacía hablar a su guitarra, tal vez por su inclinación a interpretar, principalmente, los tangos cantados  realizando arreglos especiales para los estribillos, lo que permitía el particular lucimiento de su instrumento en fraseos sostenidos y vibratos abiertos, con incisivos punteos en las cuerdas agudas y con hondos bordoneos a través de las graves.

        De esta forma llegaba a una tensión emotiva imposible de definir que renunciaba a los virtuosismos efectistas para calar en la seducción del oyente a través del sentimiento musical. Su estilo, que se fue afianzando con el fluir del tiempo, retrotraía a la guitarra española tocada sin púas, puesto que Adolfo nunca las utilizaba a diferencia de otros conocidos intérpretes del instrumento.





        Adolfo se hizo popular y alcanzó fama por “cantar” con la guitarra las letras del tango, profundizando en las melodías y dotándolas de emotividad. Su estilo de tocar sin falsos rebusques ni pretendidas resonancias fue siempre dulce y apacible a los oídos del gran público, llegó al alma del pueblo y no ha perdido vigencia. Solía decir que desde el escenario tocaba para la intimidad, como acercándosele al oído de cada oyente, con el espíritu del músico de serenatas y la calidez del artista de pueblo que establece un diálogo personal con el público, convocándolo al recuerdo y al sentimiento nostálgico y ahondando en la pureza de lo simple y auténtico, lo que nunca se olvida. Por todo ello a Adolfo se lo llamó “La Guitarra del Tango” y con el transcurrir de los años “La Guitarra de América Latina”.

        Su fallecimiento

        Adolfo falleció inesperadamente a los 67 años, el 7 de noviembre de 1982, tras ser atropellado por una moto en la Avenida del Libertador. Los medios de prensa nacionales reflejaron el luctuoso suceso en sus primeras páginas.

        Sus restos fueron acompañados por numeroso público y se depositaron el panteón de S.A.D.A.I.C.  del cementerio de La Chacarita. En la ocasión tocaron, en su homenaje, los principales guitarristas del tango el tema “Tinta Roja” con el que Adolfo abría todas sus presentaciones.

        Para despedir sus restos hizo uso de la palabra el Dr. Carlos Saúl Menen, de quien Adolfo era amigo personal. El riojano expresó: “…ha muerto un pájaro cantor, un artista del pueblo, pero su música no se apagará jamás mientras una guitarra criolla sea pulsada en cualquier rincón de la Patria. Adiós querido amigo, tu pueblo no te olvidará porque fuiste y serás su artista”.

        La muerte frustró la mayor ambición artística de Adolfo Berón: presentarse en los escenarios del Japón, país al que había sido contratado para llevar a cabo una gira de tres meses a partir de febrero de 1983 y para donde había grabado un disco de larga duración con un título por demás significativo “Siempre Amor y Tango”, tal como fue su vida.

        Arq. Silvia Irene Baccino


        FUENTES CONSULTADAS:

        1.       Datos proporcionados por familiares y amigos de Adolfo Berón. Diciembre de 2013






                      Asociación Amigos del Museo de Zárate
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