miércoles, 14 de mayo de 2008

Bellezas naturales patagónicas: Nahuel Huapi, el pionero de los Parques Nacionales

Es uno de los diez que tiene la Patagonia y el primero de la Argentina y Sudamérica. La donación de tierras efectuada por el Perito Francisco P. Moreno el 6 de noviembre de 1903, constituye el núcleo sobre el cual se creó -en el año 1934- el Parque Nacional Nahuel Huapi. Por su valor ecológico y paisajístico, protege una extensa área representativa de la región andina del norte de la Patagonia.
Comenzó el otoño. Un camino de hojas rojas, ocres y amarillas cubren algunos caminos del Parque Nacional Nahuel Huapi (Isla del Tigre en mapuche). Sus 705 mil hectáreas comprenden el sudoeste de la provincia de Neuquén y el noroeste de la provincia de Río Negro. Es un parque que atrae por la diversidad de su naturaleza.


La inmensidad del lago Nahuel Huapi se aprecia en su totalidad desde las alturas. Son 560 km2, con una profundidad máxima de 464 m. Allí se encuentran la Isla Victoria y otras como Fray Menéndez, Huemul y el Islote Centinela donde yacen los restos del Perito Francisco P. Moreno. Pero también hay otros lagos importantes como el Gutiérrez, el Mascardi, el Hess, el Fonk, el Frías, el Martín, el Traful y el Guillelmo, y lagunas de altura como la Negra, la Schmoll, la Tonchek y la Jacob. Frente al Nahuel Huapi se imponen cerros que se encuentran a unos 1.600 metros del nivel del mar y forman parte de la región andina patagónica del parque. En pocos meses estarán cubiertos de nieve e impondrán un nuevo tono y ritmo a la zona. Sin embargo, las nieves del Cerro Tronador se exhiben eternas, aunque en otoño, los desprendimientos no suenan con tanta fuerza como en primavera. Las montañas están cubiertas por bosques de ñires, pero en sus partes más altas abundan las Lengas, y en las más bajas los Coihues. En otoño y en invierno las flores rojas del nativo quintral constituyen el sustento del picaflor rubí, que es el principal polinizador de las plantas leñosas. Mientras que el monito de monte, un peculiar y pequeño marsupial, se encarga exclusivamente de la dispersión de las semillas. En estas estaciones, el rojo del fruto de la rosa mosqueta abunda en la región. De la misma manera que en primavera lo hacen el rosa de sus flores, los amarillos de las retamas o los diversos tonos de los lupinos. Es provocadora la belleza de todas ellas, al igual que la de los bosques de pino, pero desafortunadamente varias de estas especies introducidas por los colonos extranjeros se convirtieron en plaga. A las especies introducidas se las llama exóticas, si no hay control, su presencia produce un gran impacto en las especies autóctonas. Peces nativos, como el puyén o pejerrey patagónico, se arrinconaron frente a la presencia de la exótica trucha. El ciervo colorado, el ciervo dama, el jabalí y la liebre son otros de los animales exóticos que causaron impacto en la zona. Es por eso que se permite la caza y la pesca reglamentada y autorizada en distintas temporadas del año. De esta manera se intenta preservar el equilibrio. Los días de lluvias frecuentes aún no han comenzado en esta área. Sin embargo, en otro extremo del Parque, en la zona de Puerto Blest, las precipitaciones alcanzan los 4.000 milímetros anuales, con lo cual es probable que en estos momentos la lluvia siga alimentando a su selva valdiviana. Como testimonio de que estos bosques estuvieron hace millones de años vinculados a selvas tropicales, atesoran especies de grupos de linaje tropical como cotorras y bambúes (la caña colihue), especies que resultan llamativas en estos parajes nevados. En esa densa vegetación, el gato huiña y el pudú encuentran un refugio seguro y el croar de los anfibios se mezclan con las voces de los chucaos, rayaditos o carpinteros negros Hacia el Este abunda el bosque de ciprés, pero también se encuentran radales, ñires y maitenes. Es maravilloso ver la faja de transición con la estepa patagónica, las precipitaciones disminuyen creando un escenario de cañadones hasta llegar finalmente a los pastos amarillos y anaranjados que dan color a la estepa. Se pueden ver al gavilán ceniciento o al halconcito colorado merodear por la zona y con menos frecuencia a zorros, pumas y guanacos.Otra característica propia del Parque es la cantidad inusual de especies de distribución restringida que alberga, como el tuco-tuco colonial, un roedor que vive en madrigueras subterráneas, la rana del Challhuaco y una planta llamada senecio carbonensis. En cuanto a su patrimonio cultural, concentra una gran cantidad de pobladores y propiedades privadas existentes antes de su creación. También preserva sitios petroglifos y pinturas rupestres de más 10 mil años, y recientemente fue reconocida la Comunidad Mapuche Wiritray que está en la cabecera norte del Lago Mascardi. La Intendencia de este Parque ha realizado un buen trabajo para su conservación y para que a través de actividades terrestres y náuticas se lo pueda disfrutar. Pero aún hay situaciones complejas que enmendar como por ejemplo la visita masiva o las propiedades privadas que complican su conservación. Mientras tanto continúa trabajando para solucionar problemas surgidos por la ganadería extensiva, la tala y caza ilegal, el control de las especies invasoras exóticas o los incendios. Los centros turísticos más importantes cercanos al Parque son San Carlos de Bariclohe (Río Negro) y Villa La Angostura (Neuquén).


Fuente: Por Stella Analía Piris sapirispress@gmail.com

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